Vistas de página en total

miércoles, 15 de junio de 2016

En una librería | Contribuciones

De:
 xx yy (xx yy@gmail.com)
Enviado:
miércoles, 8 de junio de 2016 02:51:53 a.m.
Para:
pequeñas carnivoras (pequeniascarnivoras@hotmail.com)

Hace una semana, has entrado a una librería, una de las pocas del eje que se concentra en editoriales nacionales,  las grandes y las pequeñas. En uno de los estantes, te ha llamado la atención una serie de libros delgados, de tapas muy bellas, en colores sólidos y diseños minimalistas, geométricos; al acercare, te has dado cuenta de que es una nueva colección de poesía, de las editoriales 3600 y Equis; ese rato no tenía ganas de leer poesía, pero te has quedado unos minutos observándolos  al dejar uno de estos libros, te has detenido a ver otros libros de 3600, y todas sus tapas te han parecido atractivas, simples, diseñadas con cuidado.

Cerca, sobre una mesa, has encontrado las novedades de narrativa. Te has detenido de los libros de Plural y has encontrado, en un pequeño caballete de plástico que la destaca sobre las otras, La isla trasnochada, de Belisario Flores, sobre la cual habías leído dos noticias, en periódicos de tiraje nacional. La novela, decía una de las notas, narra un posible futuro en el que, en medio de una revuelta popular, un grupo de familias burguesas de La Paz decide refugiarse  en un centro comercial, a esperar el rescate de los marines gringos. Ambos artículos destacaban, además, que la novela había sido escrita por dos sociólogos. Has abierto la novela y has comenzado a leer el primer capítulo, a pesar del esfuerzo, no has pasado de las primeras 18 páginas, poco antes de llegar al segundo capítulo. Había algo torpe en la forma de mover los personajes, una falta aguda de verosimilitud en una novela que la reclamaba, una sintaxis predecible y lineal, apenas maquillada con la inclusión de algunos términos del español de los jailones de la paz, una trama que se contentaba con acumular acciones y las dejaba en su superficie, que has dejado la novela cuando se describía, de una manera sorprendentemente aburrida, los preparativos para una penetración anal. Has tenido la impresión que la novela no aspiraba ser otra cosa que una acumulación de lugares comunes sobre la burguesía boliviana, narrados con el ritmo de un informe de investigación. No sabes si es importante, pero has pensado que, para rematar, como la mayoría de los libros de Plural, es caro (80 Bs. / 11.5 $), y la diagramación, el diseño de la tapa y contratapa son muy rudimentarios.  

Al lado de este libro, en otro de estos pequeños caballetes de plástico, como si la librería estuviese decidiendo promocionar a sociólogos que han decidido probar con la novela o que eran simplemente polifacéticos, has encontrado Mañana, después del diluvio, mi amor, de Salvador Romero Pittari. La solapa del libro decía que Romero ha sido presidente de la Corte Nacional Electoral, que ha escrito una Geografía electoral de Bolivia y que sus artículos se han publicado en revistas académicas nacionales e internacionales, todo esto, has pensado, índice inequívoco de su talento como narrador, pero ni así has sentido ganas de abrir el libro.

Para pasar a otra cosa, literatura escrita por gente que sabe más del oficio, tal vez, has alzado Una casa en llamas, el libro de relatos de Maximiliano Barrientos, publicado por la editorial boliviana El Cuervo y la argentina Eterna Cadencia, y mencionado varias veces como uno de los mejores del año pasado. Te has quedado con una sensación dividida sobre su última novela, La desaparición del paisaje, (que un amigo te ha mandado escaneada por correo, ya que no se consigue en Bolivia), pero, de entre los escritores cosmopolitas y depresivos, es en quien más crees. Has abierto el libro y has comenzado el primer cuento, de un nombre muy sonoro que ahora no consigues recordar, y que no aparece en ninguna de las reseñas del libro que encuentras en internet. Después de ser masacrado por un competidor más joven y mucho más hábil, un luchador gringo se va a una cabaña, localizada entre montañas boscosas, para preparar su retiro. De pronto y sin que te hayas dado cuenta, el cuento te ha agarrado, no has podido evitar seguirlo, y a momentos te has sorprendido desesperada, intentando saltar páginas para saber cómo termina. La manera en que el autor se refiere a la violencia, el ritmo de su escritura, los artificios formales que le permiten alterar la consciencia del que lee, hacen que el cuento, como ocurre en su trama, esté repleto de golpes veloces. El libro te ha parecido caro (60 Bs. por 96 páginas y tapa blanda), pero lo habrías comprado si hubieras podido.

Ahí cerca encontraste otro que te habría gustado comprar: Telón lento, una carta de Arturo Borda a Carlos Medinacelli. Ha sido suficiente con leer el libro, encontrar una oración brillante de Borda, para saber que habría valido la pena.  Pero ¿cómo puede ser que un libro de menos de 60 páginas, impreso en La Paz, cueste 80 Bs. / $ 11.5)? El papel de la tapa es fino, la edición ha sido cuidadosa, incluye un estudio introductorio, una reproducción facsimilar, tiene ilustraciones  en blanco y negro,  pero igual, son casi seis almuerzos en una pensión. ¿Cuál es el público objetivo de La Mariposa Mundial?  Vas a tener que esperar a que una biblioteca lo consiga. O regresar a leerlo de a poco. O vas a tener que intentar robarlo.

Y antes de salir de la librería, has encontrado René Zavaleta, El nacional populismo barroco, de Hugo Rodas, el autor de la biografía de Marcelo Quiroga Santa Cruz. Has pensado que no es un libro que tú puedas leer, tanto por su estilo, a ratos más barroco que el de Zavaleta, como por las muestras de erudición del autor, que pueden ser abrumadoras, y por el precio (180 Bs! / $ 26!), pero, para gente que sepa más del tema (y que tenga más plata), el libro promete. Según el prólogo de Souza, a diferencia de las críticas histéricas (Souza no lo menciona, pero es claro que se refiere a H. C. Mansilla), ésta es una crítica profunda, generosa e informada de las elecciones políticas de uno de los mayores pensadores bolivianos, si es que no el mayor. Para Rodas Morales, el estilo de Zavaleta se comprende mejor como síntoma o consecuencia, para decirlo rápido y mal, de un abismo entre su actividad política y su pensamiento escrito. No sabías, por ejemplo, que Zavaleta había estado entre los entusiastas de Barrientos como candidato a vicepresidente de Paz. Al regresar a casa, buscando algo sobre el libro, has encontrado esta entrevista, en la que Rodas aprovecha para hacerle una crítica muy bien colocada al uso instrumental de la teoría de Zavaleta por parte del Sr. García y sus secuaces. Te has divertido leyéndola. Después, has buscado otras reseñas o notas, donde se mencionen los otros libros que has mencionado aquí.   

G. Chávez Cazasola, "Doce meses, algunos libros" (Página 7, 26.12.2015)
M. Souza Crespo, "Sobre las lecturas de Zavaleta" (Página 7, 26.4.2016)
O. Rocha Velasco, "Apuntes sobre Telón Negro" (Página 7, 4.6.2016)

*

Éste es blog no es un grupo cerrado más. Recibimos contribuciones, propuestas o cualquier otra cosa en pequeniascarnivoras@hotmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario