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miércoles, 9 de diciembre de 2015

Caja de Resonancia 009: Qué dice y qué no dice la crítica (oficial) en los medios bolivianos


Aunque ha cursado una carrera de pregrado y una maestría en Oxford, el Presidente del Centro de Investigación Social (CIS) de la Vicepresidencia no tiene una sola publicación académica relevante. Salvo que ser que ser editor de una revista de periodismo híper comercial para estudiantes angloparlantes que están aprendiendo español pueda considerarse un mérito académico. ¿Cómo es que ha conseguido este puesto?, ¿le bastaron unos meses de hacer de intelectual televisivo y columnista?, ¿no había nadie mejor? (Sin ir muy lejos, casi todos los investigadores del CIS – sus subordinados - tienen mayores credenciales académicas que él), ¿nadie quería ocupar esa posición?, ¿o será verdad que el Vicepresidente tiene una debilidad  por los jóvenes de clase alta, vestidos con ropa cara y revestidos de un toque étnico*?

La entrevista con el suplemento Animal político es excelente para hacernos una idea de este intelectual orgánico del proceso de cambio:
  • “La idea [del CIS] es poder seguir alimentando al grupo de personas en el país que se dedican a la investigación social y que puedan trabajar acompañados de gente experimentada.” Hasta donde se sabe, no hubo un concurso público y meritocrático para desempeñar los puestos de investigadores del CIS y, actualmente, el CIS no funciona en base a convocatorias abiertas para proyectos de investigación. En esta frase, Villanueva ha olvidado decir que, en realidad, se trata de alimentar (es significativo el verbo que eligió) a investigadores que, por una u otra razón, tienen relaciones privilegiadas con funcionarios de gobierno. Darle de comer entonces a una nueva nobleza de estado, dentro de la cual pocos están capacitados de defender su posición en base a sus méritos. 
  • “Somos algo heracliteanos, no nos gusta ver fotografías en momentos del tiempo para ver cómo ha cambiado de A a B, sino entender que las fotografías de un momento determinado están en movimiento, tienen información de un proceso de transformación constante.” Dejando de un lado lo confuso de todo esto, suponemos que Villanueva sabe que Heráclito no veía, no podía ver, fotografías, y que podía haber  buscado una figura más clara y menos snob para decir lo mismo. Pero ahí, tal vez, no hubiera parecido un intelectual público. Ya en serio, ¿qué quería decir? ¿Qué en el CIS no les interesa el largo plazo? (Con lo que mostraría que no está al tanto ni de las propias investigaciones que hacen.) ¿qué prefieren el análisis de las coyunturas?, ¿qué el CIS está en la vanguardia del pensamiento en Bolivia?
  • “Quisiéramos ir más allá de las categorías analíticas con las que acostumbrados leer la realidad de Bolivia, es decir, empresariado, campesinado, mineros, proletariado, como si fueran categorías estáticas.”  Quizá esta frase era pertinente a finales de los 70 y principios de los 80, ¿pero ahora? O Villanueva ha leído muy poca teoría social y ciencias humanas escritas en Bolivia (le hubiera bastado con leer al último Zavaleta o la Silvia Rivera del mestizaje colonial andino, para comenzar) o su afán de justificar su pega lo lleva a simplificaciones muy huasas. Hay que notar que se ha cuidado de usar la palabra “indígenas”, que quizá le hubiera traído problemas con su (s) jefe (s). En cuanto al único ejemplo que da para justificar su afirmación, Economías populares, es claro, para cualquier lector más o menos informado, que las investigaciones acerca de este tema - las del propio Tassi - comenzaron mucho antes de la aparición del CIS. Aquí Villanueva se anota un gol que no ha marcado. 
  • Cuando le preguntan por los ataques de algunos funcionarios públicos [léase los ataques de su jefe directo, García] al trabajo de otros intelectuales e investigadores, Villanueva da una lección de cinismo bien aprendido: “Para nosotros es un gran logro que puedan tener un espacio en el que pueda haber un diálogo directo”. ¿A cuál espacio y diálogo se refiere, si es justamente el Vicepresidente quien amenaza la existencia de un campo intelectual en el que se pueda disentir?   
  • “Hay que… ayudar al Estado, no al gobierno [como si hoy fueran distintos, nota de la autora], para que sepa leer el presente”.  O sea, para Villanueva, el CIS es un think tank de producción de antropología o sociología aplicada, que hereda la óptica, las preocupaciones y los prejuicios ideológicos estatales. O sea, habría que corregir lo que decíamos al principio, uno de los objetivos del CIS no es sólo alimentar a la nobleza estatal de investigadores que mantienen un vínculo privilegiado con los clanes gubernamentales, sino a aquellos que están dispuestos a abandonar las preocupaciones académicas que no se encuadran en la mirada estatal (o cuyos intereses coinciden, con mejores o peores resultados, con la mirada estatal). 
  • “[El balance de los 10 años del proceso político] estaría estructurado en tres líneas [transformación social, transformación política y transformación económica], y como tema pendiente a investigar posiblemente esté la transformación de la matriz productiva o la industrialización” Una confirmación de lo anterior: el tema estructural – que, más allá de la retórica, permitiría una discusión interesante y larga -  es un tema pendiente, secundario, que posiblemente habría que investigar.  


Nietzsche ha hablado en algún lugar de los espíritus que enturbian las aguas para hacerlas parecer más profundas. Leyendo la entrevista, tenemos la impresión de que Villanueva es el paradigma de intelectual orgánico del proceso de cambio, o sea un pajpaku (en el peor sentido de la palabra), que reúne la capacidad más requerida por los políticos profesionales de este país: la capacidad de contradicción performativa**: notoria, por ejemplo, en su habilidad para combinar creativa y vagamente conceptos que en realidad dicen muy poco, lo que le permite hacer pasar su ignorancia por erudición, o en su habilidad para presentar la dependencia del estado como autonomía, o en su capacidad para hacer pasar los privilegios de los nuevos mandarines como bienes públicos. Acá sólo hemos seleccionado algunas de las cosas que dice. La entrevista, en general, da una impresión mucho peor. 

Con todo, tal vez hay algo bueno que decir. Con Villanueva ocupado del todo en el papel de bufón público y dedicado a la política de los medios, puede ser que los otros investigadores tengan el tiempo necesario para investigar y escribir, y que entonces el CIS produzca textos que valgan la pena. Habrá que leer lo publicado hasta ahora, esperar, y ver. 


* En una crónica de Álex Ayala Villanueva declara solemnemente: “… Creo que tengo predisposición genética [para la interpretación de la quena], una memoria ancestral.”

** Esta idea se la he escuchado al crítico de cine y literatura Mauricio Souza. 


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