Aunque ha cursado una carrera de pregrado y una maestría en Oxford, el Presidente del Centro de Investigación Social (CIS) de
la Vicepresidencia no tiene una sola publicación académica relevante. Salvo que
ser que ser editor de una revista de periodismo híper comercial para
estudiantes angloparlantes que están aprendiendo español pueda considerarse un
mérito académico. ¿Cómo es que ha conseguido este puesto?, ¿le bastaron unos
meses de hacer de intelectual televisivo y columnista?, ¿no había nadie mejor?
(Sin ir muy lejos, casi todos los investigadores del CIS – sus subordinados -
tienen mayores credenciales académicas que él), ¿nadie quería ocupar esa
posición?, ¿o será verdad que el Vicepresidente tiene una debilidad por
los jóvenes de clase alta, vestidos con ropa cara y revestidos de un toque
étnico*?
La entrevista con el suplemento Animal político es
excelente para hacernos una idea de este intelectual orgánico del proceso de
cambio:
- “La idea [del CIS] es poder
seguir alimentando al grupo de personas en el país que se dedican a la
investigación social y que puedan trabajar acompañados de gente
experimentada.” Hasta donde se sabe, no hubo un concurso público y
meritocrático para desempeñar los puestos de investigadores del CIS y,
actualmente, el CIS no funciona en base a convocatorias abiertas para
proyectos de investigación. En esta frase, Villanueva ha olvidado decir
que, en realidad, se trata de alimentar (es significativo el verbo que
eligió) a investigadores que, por una u otra razón, tienen relaciones
privilegiadas con funcionarios de gobierno. Darle de comer entonces a una nueva nobleza de estado,
dentro de la cual pocos están capacitados de defender su posición en base
a sus méritos.
- “Somos algo heracliteanos,
no nos gusta ver fotografías en momentos del tiempo para ver cómo ha
cambiado de A a B, sino entender que las fotografías de un momento
determinado están en movimiento, tienen información de un proceso de
transformación constante.” Dejando de un lado lo confuso de todo esto,
suponemos que Villanueva sabe que Heráclito no veía, no podía ver,
fotografías, y que podía haber buscado una figura más clara y
menos snob para decir lo mismo. Pero ahí, tal vez, no hubiera parecido un
intelectual público. Ya en serio, ¿qué quería decir? ¿Qué en el CIS no les interesa
el largo plazo? (Con lo que mostraría que no está al tanto ni de las
propias investigaciones que hacen.) ¿qué prefieren el análisis de
las coyunturas?, ¿qué el CIS está en la vanguardia del pensamiento en
Bolivia?
- “Quisiéramos ir más allá de las categorías analíticas con las que acostumbrados leer la realidad de Bolivia, es decir, empresariado, campesinado, mineros, proletariado, como si fueran categorías estáticas.” Quizá esta frase era pertinente a finales de los 70 y principios de los 80, ¿pero ahora? O Villanueva ha leído muy poca teoría social y ciencias humanas escritas en Bolivia (le hubiera bastado con leer al último Zavaleta o la Silvia Rivera del mestizaje colonial andino, para comenzar) o su afán de justificar su pega lo lleva a simplificaciones muy huasas. Hay que notar que se ha cuidado de usar la palabra “indígenas”, que quizá le hubiera traído problemas con su (s) jefe (s). En cuanto al único ejemplo que da para justificar su afirmación, Economías populares, es claro, para cualquier lector más o menos informado, que las investigaciones acerca de este tema - las del propio Tassi - comenzaron mucho antes de la aparición del CIS. Aquí Villanueva se anota un gol que no ha marcado.
- Cuando le preguntan por los
ataques de algunos funcionarios públicos [léase los ataques de su jefe
directo, García] al trabajo de otros intelectuales e investigadores,
Villanueva da una lección de cinismo bien aprendido: “Para nosotros es un gran
logro que puedan tener un espacio en el que pueda haber un diálogo
directo”. ¿A cuál espacio y diálogo se refiere, si es justamente el
Vicepresidente quien amenaza la existencia de un campo intelectual en el
que se pueda disentir?
- “Hay que… ayudar al Estado, no al gobierno [como si hoy fueran distintos, nota de la autora], para que sepa leer el presente”. O sea, para Villanueva, el CIS es un think tank de producción de antropología o sociología aplicada, que hereda la óptica, las preocupaciones y los prejuicios ideológicos estatales. O sea, habría que corregir lo que decíamos al principio, uno de los objetivos del CIS no es sólo alimentar a la nobleza estatal de investigadores que mantienen un vínculo privilegiado con los clanes gubernamentales, sino a aquellos que están dispuestos a abandonar las preocupaciones académicas que no se encuadran en la mirada estatal (o cuyos intereses coinciden, con mejores o peores resultados, con la mirada estatal).
- “[El balance de los 10 años
del proceso político] estaría estructurado en tres líneas [transformación
social, transformación política y transformación económica], y como tema
pendiente a investigar posiblemente esté la transformación de la matriz
productiva o la industrialización” Una confirmación de lo anterior: el
tema estructural – que, más allá de la retórica, permitiría una discusión
interesante y larga - es un tema pendiente, secundario, que posiblemente habría
que investigar.
Nietzsche ha hablado en algún lugar de los espíritus que enturbian las
aguas para hacerlas parecer más profundas. Leyendo la entrevista, tenemos la
impresión de que Villanueva es el paradigma de intelectual orgánico del proceso
de cambio, o sea un pajpaku (en el peor sentido de la palabra), que reúne la
capacidad más requerida por los políticos profesionales de este país: la
capacidad de contradicción performativa**: notoria, por ejemplo, en
su habilidad para combinar creativa y vagamente conceptos que en realidad dicen muy
poco, lo que le permite hacer pasar su ignorancia por erudición, o en su
habilidad para presentar la dependencia del estado como autonomía, o en su
capacidad para hacer pasar los privilegios de los nuevos mandarines como bienes
públicos. Acá sólo hemos seleccionado algunas de las cosas que dice.
La entrevista, en general, da una impresión mucho peor.
Con todo, tal vez hay algo bueno que decir. Con Villanueva ocupado del
todo en el papel de bufón público y dedicado a la política de los medios, puede ser que
los otros investigadores tengan el tiempo necesario para investigar y escribir,
y que entonces el CIS produzca textos que valgan la pena. Habrá que leer lo
publicado hasta ahora, esperar, y ver.
* En una crónica de Álex Ayala Villanueva declara solemnemente: “… Creo que tengo predisposición genética [para la interpretación de la quena], una memoria ancestral.”
** Esta idea se la he escuchado al crítico de cine y literatura Mauricio Souza.
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