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domingo, 30 de julio de 2017

Leyendo entre líneas | Hilari y el verso de las identidades liminales

¿Qué hace un documentalista pasando la mayor parte de sus entrevistas discutiendo su colorido origen, en lugar de hablar de cine? No nos fijemos en los clichés, que ya eran viejos y clichés hace 30 o 50 años, como el del titular de la entrevista (más bien nota publicitaria) que aquí comentamos. Tampoco nos fijemos en las tres líneas de festivales que, como medallas, se nos recuerda acogieron la opera prima del cineasta boliviano-alemán. Menos la peculiar mención a sus credenciales universitarias, un tic que ha empezado a empeorar a medida que se aproxima la apertura de la carrera de cine en la UMSA. Tampoco en el lapsus del entrevistador, que parece creer que "registrar la realidad" (sic) no es "contar una historia". La cosa es entender la centralidad del pasado, lo de "sentirse en otro lugar", "vivir otras vidas", propios del discurso del realizador. Dice Hilari que era el chico raro de su colegio burgués porque hablaba más aymara y alemán que español. ¿Se dará cuenta que esa "rareza" pasaba antes por ser para sus compañeritos un "gringo loco" que un "t'ara infiltrado"? Quizás no. Como parece no darse cuenta de la frivolidad de sugerir sin matices que una familia campesina alemana y una del altiplano circunlacustre tienen vidas similares. Lo que sí parece clarísimo es que sabe venderse como un tipo complejo, creativamente interpelado por sus orígenes múltiples y contradictorios, su identidad híbrida y fluída; características supuestamente capturadas en su obra. A lo mejor no es consciente del potencial ángulo perverso de retratarse así y lo hace con ingenua buena fe.  Lo mismo cuando dice que él no aparece en los planos de El corral y el viento para no hacer una película narcicista y no, como una podría sospechar, para evitar ponerse en una posición de vulnerabilidad similar a la de sus familiares filmados y hacer explícita la enorme distancia social y cultural que lo separa de ellos. Es igual, después de una película debut y setenta entrevistas sobre el asunto, se le tiene que haber agotado el discursito ese, ¿no?

9 comentarios:

  1. Falsete de pudor...Soy tan notoriamente…………..que mejor insinúo que aparezco….Así con mi diario, la voz del pasado o el presente con la voz en off. Me camuflo de la incómoda situación de tener mi pellejada expuesta como charque comido por el gato-público... Y un coro detrás repite...un completo acto de buena fe....

    Un poco como sapero lo escrito no??

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  2. Algunos comentarios:
    - Me parece curioso, carnívoras, que teniendo formación matemática dos respuestas les parezcan la mayoría de cerca de quince.

    - Me llama la atención que a ustedes que les interesa tanto que el periodismo cultural sea rentable, que no distingan entre una nota publicitaria (que por definición es un espacio pagado), de una nota para difundir una actividad académica.

    - Me llama la atención que no distingan la función de una presentación en una entrevista. Para una actividad académica se suele resaltar lo conseguido en ese espacio.

    - No es un lapsus diferenciar dos gestos: "contar una historia" y "el registro de la realidad". Evidentemente, no todo registro cuenta una historia. Por ejemplo, una factura o una lista de asistencia son registros, pero no cuentan una historia. Pueden detonar una en su lector, pero para eso hace falta el momento de interpretación. Simplemente, se pretendía distinguir la intención del autor. Por cierto, lo que no necesariamente determina a la obra. Pues esta es independiente del autor. Aunque, no debemos olvidar, que a ustedes las entusiasman los principios de la modernidad, por tanto, la noción de propiedad privada, la noción de obra de arte como propiedad privada. Lo que devela sus valores burgueses.

    - Es un poco salido de tono, aventurado, develar los "verdaderos" motivos por los que los compañeritos de Miguel lo consideraban raro. Cuando lo único incuestionable es porque no hablaba la misma lengua que ellos. ¿"Gringo loco" o "t'ara infiltrado"? Ah, es su dualismo-moralista-moderno-burgués que habla.

    - Ah, la entrevista no es sobre El Corral, poco afilado lector entre líneas, es para que el lector conozca al docente de un taller.

    - Para ser un blog que pretende estar al margen de lo que, ingenuamente, creen que es el establishment cultural boliviano, no se ocupan de otra cosa, solo escriben sobre lo que se publica en medios tradicionales o de lo que se difunde en canales regulares ¿Ese es su horizonte?

    - Apunte final, jamás olviden que, aunque usen pseudónimos, ya hacen parte del establishment del que se quieren desmarcar.

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  3. Es sorprendente que un capo di tutti capi nos conteste, y mucho más que intente justificar algo, esto sí que lo celebramos!

    - En realidad, no siempre tenemos tiempo para escribir todo lo que quisiéramos. Más que matemática, es antropología económica. Tenemos que trabajar en otras cosas, nadie nos paga por esto, y no podemos capitalizar nuestros textos, por más mediocres que sean, como la mayoría de escribidorxs sobre cine. Elegimos esas tres preguntas porque nos parecieron las más reveladoras. PERO TENEMOS MUCHO MÁS DE DONDE VINO ESO. Si íbamos por las otras preguntas, les aseguramos que ni el entrevistado ni el entrevistador salían mejor. Sólo tendríamos que haber jalado un poquito más de ese énfasis tan recurrente en distinguir ficción y documental...

    - Lo que AL llama una ‘nota para difundir una actividad académica’ es precisamente una nota publicitaria, no en el sociolecto de lxs periodistas y funcionarixs de prensa, pero sí en el sentido original de la palabra, que nos lleva a una escritura en el que el sentido crítico está suspendido y que tiene un objetivo práctico: hacer que alguien compre algo, que asista a un evento o como en este caso, que se inscriba a un taller.

    - No somos nosotras las que no distinguimos entre una entrevista y una nota publicitaria, sino la Ramona y AL, quien sigue ese juego. El problema precisamente es que se quiere hacer pasar gato por liebre presentando una cosa por la otra. Si quieren difundir una actividad y atraer personas para que se inscriban, ¿por qué firmar la entrevista? ¿Por qué no poner ‘Redacción’? (Mi respuesta tentativa: porque a lo mejor ya no pueden enlistar el texto en su CV.)

    - En cuanto al asunto narratológico, lo que me parece verdaderamente alarmante es que un crítico de cine oponga ‘registrar la realidad’ a ‘contar historias’, porque ya tendría que ser obvio que 1) ‘registrar la realidad’ no es equivalente a una forma fílmica y 2) ‘registrar la realidad’, con una cámara y un micrófono o con cualquier otra cosa, es imposible.

    - ¿Y cuál es el establishment, si no? No estaríamos aquí si quisiéramos asimilarnos. Escribimos sobre todo sobre el campo cultural boliviano porque es el conjunto de fuerzas mafiosas con las que tenemos que lidiar, nos guste o no, y es mejor si una se divierte al hacerlo.

    - Seh, lastimosamente compartimos el mismo barco, pero, y esto es clave, no viajamos en la misma clase, no participamos de los cocteles, ni salimos en las tapas.

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  4. - Ay, mis carnívoras forajidas (lo que parece el título de una película pornográfica o de explotación zombie), llama la atención que ustedes, que no admiten que la irregularidad de los suplementos culturales se deba a que los editores no son pagados y que no tienen condiciones aceptables de trabajo, justifiquen su incapacidad para “capitalizar” sus textos por falta de condiciones materiales, porque nadie les paga y porque tienen que trabajar para vivir. Evidentemente, una gran dificultad en este oficio, el de escribir sobre cultura, es hacerlo con regularidad y calidad.

    No me interesa discutir sobre mafias, filiaciones, camarillas, colectivos o vanguardias. Desde hace años que solamente me hago responsable de lo que escribo y opino a nivel personal. Justamente, por eso firmo mis notas, sin temer herir a mis amigos. Pues, queridas, intuyo que usan seudónimos para evitar hacerlo. Porque, lo sabemos muchos, ustedes en su vida pública, cuando firman con sus nombres sus obras, colaboran con el establishment que quieren decapitar, muchas de las personas a las que han criticado son amigos suyos y emprenden proyectos conjuntos, me incluyo entre ellos. No creo que sus textos son motivos de enojo o ruptura, aplaudo la posibilidad de discutir sobre cultura de manera desenfadada. Entiendo también que los bolivianos tendemos a ser susceptibles y que el anonimato les garantiza mayor libertad de opinión. Pero, ojo, en un medio tan pequeño como el nuestro los secretos tienen un vida muy breve. Deberíamos tener la madurez de discutirlo todo y de justificar lo que discutimos, por eso respondo a lo que afirman, por eso aclaro lo que argumento.

    Ahora bien, lo que me interesa discutir es lo siguiente: en ningún momento planteo que el documental registra la realidad. Como ustedes dicen, no creo que exista esa posibilidad. Es más, tendríamos que discutir sobre la dimensión de lo real. Lo que defiendo es que, en un primer gesto, con frecuencia esa es la intensión de los documentalistas, algo que comparten con muchos periodistas. Creo que asumir la imposibilidad de ese hecho es una muestra de madurez artística, con la que muy pocos autores parten.

    Lo que personalmente me parece preocupante es que consideren que “el campo cultural boliviano” está delimitado por lo que tratan en este blog, es decir, artistas, periodistas, editores, obras, suplementos, entre otras cosas, que hacen parte de esa “mafia” de la que se quieren desmarcar. ¿No hay nada más en “el campo cultural boliviano” sobre lo que valga la pena escribir? Por cierto, este su ejercicio ¿No es una forma de legitimar y engrandecer todo eso que rechazan?

    Por cierto, está bueno, es enternecedor, que crean que están diciendo desde los márgenes, que viajan en otra clase, que son campeones de una suerte de contracultura (¿?), pero me permito dudar de esa posición. Ustedes saben en que lugares se han impreso sus nombres (y en que tapas), quienes los acompañan en eventos y quienes pagan sus viajes. ¿Las carnívoras son necesarias? Por supuesto. Pero a veces parecen ser una especie de Spinal Tap de la crítica cultural boliviana.

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  5. "Más que matemática, es antropología económica. Tenemos que trabajar en otras cosas, nadie nos paga por esto", pobres, tanto critican a los que piden colaboración del Estado para laburar y ustedes no pueden escribir un textito porque no pueden hacerlo así nomás, gratis.

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  7. Es una mierda tener que perder tiempo aclarando las lecturas superficiales de AL, pero qué vamos a hacer. Lo único que intentaba explicar es la longitud y el énfasis de un texto. No me interesa capitalizar nada. Al menos a mí, me interesa más lo que pasa con estos textos tal como son, ahora. Al contrario que los mediocres que se limitan a lamentar sus bajos sueldos, aquí intentamos todo el tiempo encontrar maneras de pensar en condiciones adversas – eso, en muchos casos, implica buscar nuevas formas de crítica, todo lo contrario del esclerotizado periodismo cultural. Esto también va para el anónimo lobotomizado que nos recomienda buscar fondos estatales.

    La repuesta supuestamente personal de AL me parece más bien una defensa extrema del gremio. Ya hemos hablado del anonimato más de una vez, aunque es muy significativo que AL lo entienda como ‘no querer herir a los amigos’. No creo que interese lo que haga cada unx de lxs autorxs en su vida privada. Supongo que sus textos están ahí para que se los chicotee si es necesario, y sin duda puede ser interesante mirar las estrategias a las que tienen que recurrir para sobrevivir en el medio cultural – a lo mejor hay entre nosotrxs gente del CIS que escribe para mantener, quién sabe, algún grado de libertad intelectual. Por otro lado, eso de ‘los secretos tienen vida muy breve’ suena a amenaza. ¿Qué quiere AL, amedrentarnos?

    Volvamos al asunto de la forma fílmica. AL no lo plantea explícitamente, pero hace la pregunta de una manera tan rápida y superficial que en las disyunción entre ‘narración’ y ‘registro de la realidad’ los muestra como formas fílmicas equivalentes. En todo caso, ahí está el texto para que cualquier lectora atenta decida.

    AL se preocupa en vano. No creo que ningunx de lxs autorxs piense que los textos de este sitio agotan o delimitan el así llamado campo cultural boliviano. Al contrario, son análisis puntuales, juntos dibujan un estado de cosas, pero en general no gustamos de las grandes conclusiones y la verborrea a la que los escribidores de cine nos tienen acostumbradxs. En todo caso, sería bueno que AL nos ofrezca una lista de temas que podríamos tratar. ¿Tal vez el primero sería el ‘cine informal’, que AL ‘descubrió’ 10 años tarde?

    Ojalá cada quien se pusiera a pensar en para quién trabaja y quién paga sus viajes, y cómo esto condiciona lo que dice y deja de decir, pero tengo la impresión de que los personajes del mundo del cine rara vez hacen este tipo de ejercicio – o tal vez sí, y a eso se debe que nunca muerdan la mano que les da de comer. En todo caso, no habría que negar que el mundo del cine boliviano es como una versión empobrecida de lo que cuenta Bolaño en 2666, con críticos cuya aspiración máxima es convertirse en funcionarios, cineastas obstinados en la monoexportación de imágenes exóticas, y gestores culturales ‘radicales’ que terminan trabajando para la reelección del jefazo.

    Por otro lado, un chiste: AL nos acusa de burguesxs y binarixs, pero escribe sus textos utilizando sólo artículos masculinos, firma cada uno de sus textos y se pretende un INDIVIDUO. ¿Quién es quién? El gallinero está a cargo del Zorro.

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  8. Siento mucho, mis queridas carnívoras que las haga perder el tiempo. Creí que este era un espacio para el diálogo, superficial, como casi todo lo que se lee por acá, pero diálogo al fin. No se sientan obligadas a responder, no van a herir mis sentimientos.
    No estoy seguro de a qué nuevas formas de hacer crítica hacen referencia, en forma y en fondo, lo que están haciendo, propiamente, son comentarios. A veces ingeniosos, otras, con evidenciando las condiciones adversas.
    Ey, no defiendo al gremio, entiendo perfectamente, lo agotado que está el periodismo en Bolivia (no solamente el cultural. Aplaudo que lo critiquen. Pero, sean conscientes de que con frecuencia recuerdan a lo que es su objeto de estudio.
    No se sientan amenazadas, queridas, yo feliz con que sigan con su juego. Si dije que los secretos tienen una vida corta es porque el suyo es un secreto a voces. Solo eso. No se pongan paranoides. Vivan en paz.
    Por cierto, creo que no saben muy bien de qué va mi investigación sobre cine informal, que no es un descubrimiento, es abrir otro diálogo, problematizar el concepto. Pero, si me lo preguntan, preferiría leer textos sobre lo que ustedes consideran cine informal, que sobre los pasatiempos del Grillo Villegas o sobre incapacidad de X figura star system paceño de conjugar una palabra. Cada quien hace con su tiempo lo que quiera. De hecho, que pretenda dialogar con las carnívoras demuestra que me parece pertinente alimentar discusiones.
    Nuevamente, ¿el mundo del cine boliviano se limita a eso que describen? Creo que es injusto. Por cierto, esa parece ser una "gran conclusión". Y, ojo, ese su penúltimo párrafo está lleno de alusiones a la vida privada de la gente del "mundo del cine boliviano", ¿no que eso no nos interesaba?
    De niño amaba al Zorro y a la literatura de aventuras. Gracias por el gesto. Pero, yo no niego que mi contexto, mi historia de vida, han contaminado lo que soy. Por tanto, tengo algo de burgués, binario, moderno y todo lo demás. Pretendo problematizarlo. Estoy en guerra conmigo mismo. Lo que no creo es que hayan gallinas carnívoras.

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