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sábado, 26 de septiembre de 2015

Caja de Resonancia 005 : Qué dice y qué no dice la crítica en los medios bolivianos

CDR005 M.Guardia "Boquerón: La significación la produce el público" (Lecturas, Septiembre 2015)


Nos encanta la palabra "cainita". Además, describe muy bien las intenciones que promueven este artículo, quizás el único que defiende la más reciente película de Tonchy Antezana y no fue escrito por un pariente, amigo, empleado, o parte interesada en el éxito comercial de la película (empleados de los cines donde se exhibió, para entendernos). Nos explicamos: Marcelo Guardia es director ad eternum de la carrera de Comunicación Social de una universidad de Cochabamba, y desde siempre ha mostrado una profunda hostilidad hacia el suplemento cultural del diario Opinión, que dirigen varios de sus estudiantes. Guardia los critica, con razones válidas, de alienados, burgueses, mediocres y elitistas, pero sus argumentos son pésimos. Lo peor es que su inquina tiene otra raíz: nunca superó que los tres estudiantes suyos que trabajan en el suplemento, le salieran torcidos; que tengan intereses y referentes distintos a los que Guardia maneja (desde hace dos décadas por lo menos) en su carrera. El problema no es tanto que los editores prefieran hablar de una serie gringa que del huayño electrónico, sino que a menudo se mofen de cosas que para Guardia son sagradas: el rock progresivo más rancio, el rock argentino, o ciertas manifestaciones chojcho populares bolivianas.

"Boquerón" de Tonchy Antezana fue vapuleada por la crítica, pero tal vez por el hecho de compartir ciudad y espacios, parece que le dolieron más los golpes de sus conciudadanos. Desprestigió en las redes sociales, como hace desde hace algún tiempo, a los reseñistas que se atrevieron con su película, por lo que no es raro que Guardia viese ahí la oportunidad perfecta para renovar su pugna con el suplemento cultural de Opinión. El consenso crítico y la obra previa de Antezana generan pocas dudas respecto a las deficiencias de "Boquerón", por lo que suena raro que Guardia organice una función masiva con aires de experimento sociológico, y la aparente intención de rescatar la película vía el entusiasmo del público. Lo problemático de eso no es que sea una celebración filistea, sino que demuestra la incapacidad de Guardia para defender la película por sí misma. "Le gustó a harta gente, no debe estar tan mal". No somos Greenberg para creer que las masas, ante el arte, son estúpidas; simplemente nos preguntamos cuál es el sentido de esto. ¿Está publicando Guardia un informe del evento que organizó una materia de su carrera? ¿Se atrevería a hacer lo mismo para defender una Transformers o X-Men? Estamos seguros que incluso el público del cine experimental más infumable se mostraría entusiasta después de una función. Podemos desmontar todo el argumento de Guardia recurriendo al meme boliviano del año. "El cine de Tonchy Antezana está hecho para los que les gusta el cine de Tonchy Antezana, a mí por ejemplo me gusta desayunar café y no tody."

Ese es el principal, pero no el único, problema que tiene el artículo que Guardia dedicó a la experiencia. Veamos:


  • "Curiosamente en esa función había gente sentada en el suelo." ¿Por qué "curiosamente"? ¿Se traiciona Guardia al sugerir que, dado lo pobre de la película, o las opiniones de los críticos, él no se esperaba mucho público?
  • "Mujeres y hombres de todas las edades salían comentando casi con entusiasmo (...)" Casi. Casi. Casi.
  • "La idea más fuerte y repetida es que les gustó mucho. El comportamiento respalda la idea." ¿Qué estudio científico puede basar su evidencia en un criterio tan subjetivo y heterogéneo como el gusto? Nos agradaría ver las encuestas post experimentales que usó Guardia, qué variables empleó para caracterizar ese "gusto". ¿O acaso pretende decir que el gusto es universal e idéntico en intensidad? Tampoco define qué quiere decir "comportamiento" para él. Si se refiere al salir "casi con entusiasmo" de la sala, definitivamente nuestra definición de "gusto" es bien distinta.
  • Esto es quisquilloso, pero creemos que el director de la carrera de comunicación es capaz de escribir un párrafo mejor que estos, con palabras repetidas entre cada oración, y las oraciones sueltas e inconexas.
  • "Varios días en taquilla y aplausos al final de la función. Son mensajes que no se pueden discutir." Según Marcelo Guardia, "Rápido y furioso 7" es la película del siglo, y no se puede discutir.
  • "Los intelectuales no están de acuerdo" Guardia no tiene siquiera el decoro de maquillar sus intenciones.
  • "los imaginó de maneras muy diversas e informales." Pero aquí se descubre en la superioridad que siente sobre el público general, calificando sus saberes de "informales", justo como harían "los intelectuales".
  • "El hecho de ser una película boliviana también se constituye en argumento importante en un país en el que el cine es extranjero casi en su totalidad. La producción nacional no es tan fácil como en otros países. Eso merece cierto tipo de aprecio. El público piensa así." Excelente. Alguien pásele el argumento a la FBF, así nos justificaremos de maravilla cada vez que nos goleen en partidos internacionales. "El fútbol nacional no es tan fácil como en otros países. Eso merece cierto tipo de aprecio." Doble moral, se dice.
  • Guardia luego dedica tres párrafos a recopilar, sin comentar, sistematizar, ni analizar, opiniones contradictorias "del público", respecto a la película. ¿No se atreve a dar su opinión? ¿Le basta con "mostrar" que público y crítica pueden ir por caminos distintos? ¿Que es imposible que 250 personas piensen igual? ¿Descubrió, a medio experimento, que el arte es subjetivo?
  • Que las vagas mitades y tercios a los que alude Guardia consideren la película "mala", quiebra su propio argumento de redención por el aplauso popular, ¿no?
  • "Son evidentes las limitaciones de un sondeo cualitativo realizado al azar. Pero sus resultados muestran una posición que no coincide con detractores ni con apologistas de la película. Son “malos” los maniqueísmos. " ¡Cuánta ingenuidad, parece la conclusión del trabajo de un estudiante universitario de primer año! ¿Lo es?
  • "Es una radiografía de una opinión pública que activa críticamente sus referentes culturales y técnicos para apreciar y ver más cosas buenas que malas en la producción de Antezana. " ¿Cuáles son esos referentes? Sin duda que son más comerciales y hollywoodenses que los de los propios críticos. ¿Son esos los estándares apropiados para procesar la película de Antezana?
  • El párrafo de cierre vuelve a ser tan vago e inocente como el hipotético trabajo de primer año de universidad que más arriba invocábamos.
  • "(*) El autor es doctor en comunicación."


miércoles, 23 de septiembre de 2015

Caja de Resonancia 004 : Qué dice y qué no dice la crítica en los medios bolivianos

CDR004 - M.Ferrel "El corto Nueva Vida del realizador boliviano Kiro Russo participa en el Festival de San Sebastián" (ANF, Agosto 2015)

La única regularidad en el trabajo de la prensa cultural boliviana, es su decidido provincianismo. Nuestro complejo de inferioridad (¿herencia colonial o culpa de esos doscientos años en los que fuimos el país más pobre del continente?) es tan profundo que solo en Bolivia puede ser noticia que un súbdito nacional participe, no hace falta que gane, en algún evento internacional. Incluso cuando el mérito de esa participación se reduce a llenar un formulario por Internet.

Esto es aún más triste cuando, habiendo tenido la oportunidad de participar en procesos de selección en festivales como el que se menciona en esta nota, escuchamos a organizadores y comisarios explicar sus decisiones mediante numerosas variantes de la frase "la diversidad se paga". Es decir, si tu corto viene de Suazilandia, Kirguistán o Trinidad y Tobago, tendrá más posibilidades de superar la criba, que si se encuentra entre los cincuenta que llegan desde Estados Unidos o Europa. Esas exóticas banderitas quedan bien en los informes de cierre de gestión, o notas de prensa, donde uno puede presumir de la participación de 50 países. No hay trampa; esto aparece en las propias convocatorias, resguardado tras protocolares frases como "impulsar a jóvenes talentos del cine internacional, exhibiendo sus trabajos y promoviendo el intercambio de experiencias y conocimiento".

El de esta nota no es, ni de lejos, el único caso. No hay semana en la que los diarios no llenen sus páginas de entretenimiento y cultura con algo por el estilo. Lo llamativo es el tono y recurrencia del caso que señalamos, ¿habrá contratado como publicista a la ANF, el colectivo del que se desprende este corto? ("y ahora va por más"). ¿Es San Sebastián una "famosa" ciudad española? Seguiremos informando.


sábado, 19 de septiembre de 2015

Ensayos potenciales: Sobre el cine autoral de Juan Carlos Valdivia

‘Potenciales’ es una sección dedicada a plantear textos que, por una u otra razón, no podemos escribir en toda en toda su extensión. Que otros hagan suyas estas ideas, las elaboren o las destrocen.


"Siempre estuve en contra de la visión del artista romántico. Para hacer la película que quería hacer me di cuenta que debía hacerme empresario y crear una familia que es Cine Nómada" – JUAN CARLOS VALDIVIA


Después de la descripción de una o dos escenas de Zona Sur e Yvy Maraey, el ensayo plantearía una idea central: el cine autoral de Valdivia puede interpretarse sobre todo como un cine ideológico o publicitario, que se piensa a sí mismo como representación de una nación imaginada desde la perspectiva estatal, y, como tal, es un cine acartonado y predecible, como una larga hora cívica a donde se asiste obligado.

En una digresión, diría que si esto no ha sido planteado por otras críticas, reseñistas y personas que escriben sobre cine es porque el modo representacional del cine de Valdivia es parte del sentido común de la mayoría de intelectuales de clase media y alta, que son, en general, quienes escriben sobre cine (o, también, porque de la simpatía de Valdivia dependen una serie de empleos y beneficios, y poca gente quiere enemistarse con uno de los caudillos del cine local) – creo que esto explica, también, que estas películas hayan sido elegidas como parte de las películas fundacionales de Bolivia, un canon que asume que la tarea del cine, como si fuera una política pública, es la construcción de la identidad nacional.

A partir de Zona Sur e Yvy Maraey, intentaría mostrar hasta qué punto estas películas pueden interpretarse como alegorías nacionales en las que los personajes se pretenden siempre como representantes de una  clase o de fracciones de clase, de etnicidades o de pueblos, por lo que no abandonan y no se alejan de cierto estatuto de estereotipos. Aprovecharía alguno de los lugares de esta sección para decir que el cine de Valdivia es un cine de la esencialización de las identidades – un cine que, a pesar de intentar recrear la dinámica de las identidades, las muestra fijas, estáticas, inverosímiles. No sé cómo lo conectaría con esto, pero aquí señalaría que el cine de Valdivia es el cine del multiculturalismo liberal: sobre todo en Ivy Maraey, pero también en Zona Sur, las diferencias culturales se utilizan para oscurecer las diferencias de clase, intentándolas parecer irrelevantes (creo que el único crítico que ha notado esto ha sido Mauricio Souza), y usando un diálogo intercultural de laboratorio para borrar los antagonismos reales, cotidianos, irreductibles.  

No sé si antes o después, diría que el cine de Valdivia es un cine típico de las preocupaciones de las clases medias y altas, obsesionadas con la identidad nacional y con la identidad individual, con ser cosmopolitas al tiempo que se reconcilian con sus supuestas raíces indígenas (utilizándolas de manera folclórica, también se podría escribir). Como ejemplo están todas las ridículas reflexiones de Andrés Caballero en Ivy Maraey.

En una nota al pie, diría que, paradójicamente, las clases populares, a la que este cine ideológico o publicitario también pretende representar, parecen estar interesadas en asuntos hasta cierto punto más inmediatos y carnales: la violencia (Pandillas en el Alto), la fragilidad de la amistad (Los buitres), la ritualidad y sus transformaciones (Tinku, Suwanaku), y otras.

Diría también que como todo discurso de sensibilidad estatal, la tarea de las películas autorales de Valdivia es suavizar el conflicto, hacer controlable el deseo y pulir lo irrepresentable de lo real: en las películas de Valdivia, las peleas y combates parecen coreografías edulcoradas, las escasas escenas de sexo, cuando las hay, parecen calcadas de la publicidad de lencería, y los paisajes parecen sacados de postales o almanaques – en general, lo que es cierto para el amor y la guerra en el cine de Valdivia es cierto para cada aspecto de sus películas, parecen recubiertas de plástico, y no es fácil diferenciarlas de la publicidad que hace para Paceña o la Agencia Nacional de Hidrocarburos. Aquí reforzaría la idea diciendo que incluso el Chaco que describe Nordensköld en sus trabajos antropológicos, escritos hace casi un siglo, es mucho más interesante, fluido, y vital que el Chaco que representa Valdivia: un chaco en el que no hay bolsas de plástico ni explotación petrolera ni conflictos ambientales.

En algún lugar diría además, que el cine de Valdivia es el cine del esteticismo vacuo y la hipertrofia de la cinematografía publicitaria. Algunxs han escrito que sus dos últimas películas son arriesgadas y representan innovaciones formales,  sobre todo ya porque Zona Sur está basada en planos secuencia circulares e Yvy Maraey en largos planos secuencia,  pero esto, para mí, sólo muestra que confunden estilo con forma cinematográfica. En cuanto se pone a la atención a los encuadres, a la puesta en escena, a la actuación, al diseño sonoro, a los diálogos – es decir, a todo lo que en realidad constituye la forma cinematográfica – se ve que las películas no hacen más que continuar una forma tradicional de imaginar el cine en este país.

Si me preguntaran la fórmula con la que se resumen las películas de Valdivia, diría lo siguiente: preocuparse por películas que sean interesantes desde el punto de vista estatal, el de la cooperación internacional o estén de moda entre los intelectuales de clase media alta, leer superficialmente cualquier tipo de teoría, y aplicarla como se pueda al tema elegido, encontrar la forma de armar una producción enorme (para este país) y gastar mucho dinero, asegurarse de que la película esté acompañada de una intensa campaña de mercadeo, y hablar, hablar mucho de uno mismo y de su misión como cineasta.

Tal vez en una nota al pie, señalaría lo contradictorio que es que la productora / empresa de Valdivia se llame Cine Nómada, cuando no hay nada más alejado de una máquina de guerra – en el sentido de Deleuze – que esta empresa, encargada de la publicidad del estado, vinculada al gran capital boliviano y a los medios masivos de comunicación. Si Valdivia se presenta a sí mismo como un cineasta independiente, habría que preguntarse si lo hace por cinismo o por estupidez, o por una combinación de ambas cosas..  


Terminaría el ensayo con una tesis medio incendiaria. Diría que el cine de Valdivia representa, hoy, todo lo viejo y anacrónico en el cine boliviano. La subordinación hacia la política estatal, el exotismo, el culto a la personalidad (tanto del cineasta como la de los jerarcas del estado), el recurso a un postmodernismo superficial ya caduco en círculos intelectuales menos insulares que el boliviano, la forma de producción todavía industrial, altamente dependiente del dinero, la mezquindad intelectual (notoria sobre todo en el plagio de ideas curaturiales de otros programadores). Tal vez se me ocurrirían otras cosas. Aclararía que Valdivia no es, sin embargo, ningún padre al que haya que matar: tan sólo es otro cacique que ha hecho de las suyas  protegido por sus redes de negocios, a quien, por un mínimo de decencia, habría que criticar y joder.

jueves, 17 de septiembre de 2015

preguntas: acerca de la irrelevancia de un crítico de cine

¿Cómo explicarse el que Pedro Susz - alguna vez considerado el mayor crítico de cine boliviano -  haya decidido limitarse a reseñar las películas de la cartelera de las multisalas, repitiendo los lugares comunes de la crítica al cine de Hollywood, renunciando incluso a seguir el paso a los últimos festivales de cine independiente que han tenido lugar en La Paz en los últimos meses? ¿es que su horario como Presidente del Concejo Municipal de La Paz no le da mucha flexibilidad? ¿está demasiado acostumbrado a las butacas cómodas y por eso no puede moverse, digamos, al Cineclub El Espejo, donde lo esperaría una silla de plástico?


miércoles, 16 de septiembre de 2015

Caja de Resonancia 003 : Qué dice y qué no dice la crítica en los medios bolivianos

CDR003 - M.Rodríguez "Vacaciones permanentes (Remasterizado)" (Página Siete, Septiembre 2015)
CDR003 - M.Rodríguez "Los Afectos, de Rodrigo Hasbún" (Lecturas, Septiembre 2015)

Hay tan pocos espacios dedicados a la crítica literaria en Bolivia que, insistir con que se los debe aprovechar al máximo, es tan obvio que ofende. Se dice que hoy se está produciendo en Bolivia más literatura que nunca, y si uno mira los números de las editoriales del país, parece que hay algo de verdad en eso. Las promesas jóvenes de ayer hoy aparecen con éxito habitual en las páginas culturales, por lo que no extraña dar con críticas sobre libros de Rodrigo Hasbún o Liliana Colanzi. Se escribe mucho sobre ellos, comparativamente, está claro; incluso desde fuera de nuestras fronteras. ¿Y qué es lo que se está diciendo? En los últimos días, un paceño contemporáneo generacional de los escritores mencionados, publicó críticas sobre obras de los dos autores citados, separadas por tres días y en medios de ciudades distintas. Valía la pena darle un vistazo. El reseñista es Mauricio Rodríguez, alguien cuya obra crítica o literaria desconocemos, pero que por lo que se puede notar en estas dos críticas, parece más interesado en hablar de sí mismo que del libro en cuestión. No hay problema, una acusación similar cayó en su momento sobre los autores de la generación posdemocrática. Claro que, cuando estás ocupando el escaso espacio que dedican los medios a la literatura en Bolivia, mejor decir algo que valga la pena. A continuación apuntamos algunos elementos problemáticos de las reseñas de Rodríguez:

  • "Tal vez Liliana Colanzi conoció al asiático y la chifa. Tal vez no. A veces la realidad imita a la literatura." ¿Cuál es el interés de conjeturar sobre las posibles "experiencias comunes" entre Rodríguez y Colanzi? ¿Es información relevante para el lector?
  • "Es una época (finales de los años 90) en que los jóvenes se sentían eternos y escuchaban rock y odiaban a sus padres y caminaban en círculos dentro del laberinto que es la vida." De acuerdo, aquí Rodríguez parece querer evocar el clima sentimental de la obra, pero tirar de tópicos tan vacíos aclara poco. ¿Hubo algún momento en que los "jóvenes" no experimentaron esas sensaciones? ¿Fueron los años 90  de alguna forma importantes para esa desazón? ¿Nada más está repitiendo lo que ha escuchado decir a Colanzi en entrevistas y charlas?
  • "Vacaciones permanentes es furia, dolor, café y cigarrillos." Puntos extra por incluir una referencia a Jarmusch.
  • "Es Kerouac y Allen Ginsberg (y cine europeo y cine asiático y cine americano)." Si estás hablando de un reducidísimo segmento de la pequeñoburguesía mestiza; sí, es así. Si sigues hablando de los cuentos de Colanzi, y no de lo que esos "jóvenes confundidos" consumen, la cosa es distinta.
  • No pensamos comentar lo improbable de comprar "películas clandestinas" para aprender español, que te las den con tapas de pornos, y que luego efectivamente llegues a dominar el idioma de esa manera. ¿Esto merece figurar en una crítica de un libro de cuentos?
  • "Cuando leí Vacaciones permanentes (tercera edición) encontré un guiño u homenaje o robo a éstas películas. El título se debe a Vacaciones permanentes de Jim Jarmush." Ok, gracias. Esta era información crucial, que jamás habría imaginado. Un cocacho al editor por no corregir la errata en el apellido del cineasta.
  • Dedicar todo un párrafo a listar películas cuya influencia sobre Colanzi es discutible (algo que ni por asomo hace Rodríguez), es pura petulancia. O una estupenda forma de rellenar el artículo. No nos pregunten qué es peor. En todo caso, se le perdonaría la pretensión a un adolescente, no a un escritor premiado de casi treinta años.
  • "Noté excesiva utilización de fuentes cinematográficas en sus cuentos (que no es un error por sí mismo, sino por su tratamiento). Algunos personajes clisé, trama predecible." Un apunte interesante, que Rodríguez no desarrolla, pudiendo haberlo hecho en lugar de mencionar a Truffaut y Fellini.
  • "También es necesario decir que es una voz diferente a lo acostumbrado en nuestra literatura: costumbrismo, sociología, antropología y política." No podemos creer que la crítica siga insistiendo con esta falacia, que fue un tema en agenda hace más de diez años; en apariencia resuelto también hace mucho. ¿De verdad alguien todavía cree esto?
  • "No cabe duda que Liliana Colanzi transita un buen camino. Está dentro de los mejores narradores bolivianos de nuestra época." Una excelente hipérbole, como eso de ir diciendo que "Catre de fierro" es la mejor novela boliviana (sic) del milenio.
  • "Me coloqué los audífonos y cuando el bus partió escuché una canción del grupo de rock Ataque 77 (Liliana Colanzi tal vez también escuchó la misma canción cuando dejó Bolivia). Tal vez no fue así y todo es un homenaje al cine, a mi modo." ¿Cuál es la relevancia de la canción? ¿Tiene alguna carga simbólica o emocional? ¿Aparece en algún cuento? Nunca lo sabremos, pues ni se precisa su título. Cómo es esto un homenaje al cine, tampoco nos queda claro.
  • "Leí por primera vez a Rodrigo Hasbún en un periódico. El periódico envolvía el cuerpo de un pescado (un pejerrey que estaba destinado al almuerzo)" Suponemos que el efecto grotesco es intencional.
  • "No será nada nuevo decir que “Los afectos” es una de las importantes novelas de nuestra época. Y eso ya es decir mucho." ¡Hola, hipérbole!
  • Relatar la trama de una novela no es un "spoiler". En cambio, lo que sí hace dos párrafos más abajo, hablando de adulterios y demás, sí que es un spoiler.
  • "Tal vez el capítulo menos logrado es Los muertos, donde se narra la épica caída del Che Guevara y su posterior muerte. ¿Por qué? Porque en toda la primera parte de la novela los diferentes narradores me llevan de la mano como en una canción de Bob Dylan, y en este capítulo el narrador quiere ser Red Hot Chili Peppers vestido con frac y entonando una cantata popular boliviana." Esta comparación no tiene el menor sentido. Los Peppers versionaron a Bob Dylan, pero no es eso a lo que nos estamos refiriendo. Las comparaciones son gratuitas, incluidas simplemente porque Rodríguez sabe que son músicos que le gustan a Hasbún, del mismo modo que habló de ciertos cineastas en la nota sobre Colanzi.
  • "Pero no puede escapar a la maldición de la tradición: la tradición latinoamericana." El dramatismo de esto se pierde por la repetición de la palabra.

sábado, 12 de septiembre de 2015

Caja de Resonancia 002 : Qué dice y qué no dice la crítica en los medios bolivianos

CDR002 - S.Espinoza "De un cinéfilo con amor" (La Ramona, Septiembre 2015)

Cualquiera que haya intentado hacer una carrera en las artes, sabe que es casi imposible ganar suficiente dinero con ello para mantenerte exclusivamente ejerciendo esa actividad. Entonces, hay que transar, habituarse a vivir en la precariedad (opción poco viable, considerando el origen pequeñoburgués de la gran mayoría de este segmento), o conseguir un empleo diurno que pague las cuentas. Tal vez esa es la razón por la que uno de los críticos de cine más visibles de la generación posdemocrática, escribe tan poco en el suplemento cultural que desde hace más de una década dirige. Por lo tanto, su retorno a las páginas dominicales es todo un acontecimiento. Tanto como el regreso de Peter Bogdanovich a la gran pantalla; por lo que es una feliz coincidencia que Espinoza critique el más reciente estreno del director de "The last picture show". Veamos qué tuvo que decir:

  • "Hace ya tiempo que lo único sorprendente que ofrece la cartelera comercial en Bolivia es la discutible ocurrencia de los distribuidores a la hora de traducir los títulos de las películas para su exhibición." Un chiste que por viejo no es menos impreciso. En la mayoría de los casos, los distribuidores no deciden la traducción de los títulos. Esa es una tarea a cargo de la empresa contratada para el doblaje/subtitulado, que (a veces) sugiere una terna de opciones al distribuidor. Así que la culpa no es de Manfer Films o de la empresa que provea al Cine Center, sino de quien hizo las traducciones para el mercado peruano-boliviano, donde se estrenó la película bajo este título. De todos modos, es tan importante este tema que amerita dedicarle todo un párrafo de tan breve texto? ¿O se hace solo por mantener la guerrita de egos que desde hace tiempo cree mantener este suplemento con Cine Center?
  • "Como fuere, lo que importa es el aterrizaje en salas locales de una obra que, aun no estando entre lo más logrado de su director, está muy por encima de las cintas en cartelera, al punto de justificar la inversión en la taquilla" Celebrar que la cara entrada no haya sido un desperdicio (el tema de los precios es otro fetiche de los escritores de este suplemento) confirma las penurias económicas de una vida dedicada a las artes. ¿Una película mala lo es menos si sale barato?
  • "el filme bien podría pasar por una obra de Woody Allen" ¿Esto es bueno, malo o indiferente? Con un tipo que lleva sacando una película por año desde hace cuatro décadas, ya no se sabe.
  • "Un largo etcétera de personajes típicamente neoyorquinos." Como Charly, yo nunca fui a New York, y creo que es un rasgo común a los lectores del suplemento. Tampoco conozco a alguien de Nueva York. ¿Qué quiere decir Espinoza con esto?
  • Dedicar 25% del texto, todo el último y largo párrafo, a justificar la relevancia pasada de Bogdanovich, no es precisamente un elogio para esta película. ¿Hay que ser condescendientes al verla? ¿Por qué? ¿Se mide la película positiva o negativamente con estrenos contemporáneos, como ser "Trainwreck" o "When we were young"? Que no se estrenen en Bolivia no quiere decir que no se puedan ver, o comentar. ¿Compite con las obras otoñales de otros grandes directores, Wilder, Capra, Hawks? ¿Y con "Noises off"? Esta puede ser información más valiosa para el lector, que sacarle brillo a las viejas medallas de Bogdanovich, más si estas son del tipo "fue amigo de" tal y cuál.
  • ¿Ni una palabra sobre las actuaciones? ¿Y el anacrónico machismo de la cinta, que tiñe de romanticismo el mundo de las "damas de compañía"? ¿Sobre lo llamativo que es que a Bogdanovich le produzcan esta película jóvenes herederos (Wes Anderson, Noah Baumbach), así como él hizo con Welles? ¿Ni mencionar que la película llegó a salas nacionales por su bajísimo costo de distribución, ya que se estrenó en un número de salas limitado, al mismo tiempo que se hacía disponible por la internet? Resaltar esa mezquina jugada sí podría haber sido un golpe certero a los dueños del Cine Center, en lugar de criticar el título de la cinta.
  • Ironías de la vida: el título original del guión era "Squirrels to the nuts", un guiño a Lubitsch que algún productor obligó a cambiar.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

suplementos culturales: puño y letra

Desde hace varios años, Puño y Letra ha dejado de ser un suplemento cultural para convertirse en propiedad de un poeta funcionario, conocido por su habilidad para vincularse y subordinarse al poder político*, al tiempo que escribe sobre anarquía y libertad. Alguna vez, Puño y Letra intentó ser un espacio de crítica cultural y comentario de las prácticas artísticas en Sucre, pero ahora se ha reducido a:

a)        una herramienta de autopromoción y marketing del poeta funcionario, que ha llevado la autopublicación y el narcicismo a niveles desconocidos en ése suplemento - por ejemplo, uno o dos números dedicados íntegramente a su obra.
b)      un collage tosco de artículos de suplementos culturales de las metrópolis de España y Latinoamérica (no hay que negar que el poeta funcionario tiene talento: ha logrado que le paguen por hacer esto, y, en tiempos de desempleo y explotación redoblada, no es poco). La sección de reseñas, la agenda de actividades, las colaboraciones de intelectuales y artistas locales, que son más o menos frecuentes en otros suplementos culturales, han desaparecido.
c)       un espacio tribal, autoritario, cerrado a las colaboraciones externas – significativamente, Puño y Letra ha pasado de tener un consejo editorial (aunque sea como fachada) a ser propiedad de un editor.  
d)      un recurso que el poeta funcionario utiliza para formar redes clientelares y sellar alianzas, usando las pocas entrevistas, reportajes y crónicas para premiar a sus amigos y a otros poetas jerarcas del estado o comisarios de la cultura, entre quienes sobresale el poeta presidente de la Fundación Cultural del Banco Central.

No somos los unicxs que pensamos así. Hemos escuchado decirlo en todas partes. Al poeta funcionario no se lo dicen, porque le tienen miedo, no quieren perder sus simpatías, sus contactos, sus prebendas. Nosotros no le tenemos miedo: no tenemos nada que perder. Nos limpiamos el culo con Puño y Letra.


*

No hay que olvidar que el poeta funcionario trabajó para la Alcaldía de Sucre durante los años más álgidos de la lucha de clases y regiones (2007-2010), que plagió el lema ecuatoriano de la Guerra del Cénepa, y se lo pasó a la élite local (‘Ni un paso atrás’) en su lucha suicidad por la capitalía absoluta, y que estuvo junto a Aideé Nava cuando fueron abucheados en México por la humillación a los campesinos el 24 de mayo de 2008. 

jueves, 3 de septiembre de 2015

Caja de Resonancia 001 : Qué dice y qué no dice la crítica en los medios bolivianos


Durante unos meses el rockero más famoso de Bolivia mantuvo una columna en el suplemento cultural de Página Siete, en la que cada semana comentaba algún disco de su interés. Dejando de lado lo predecible o anacrónico de las elecciones, interesaba conocer la opinión de un artista de tan larga trayectoria (desde los ochenta militó en Fox, Loukass, Llegas), si bien en últimos tiempos se lo ha mencionado más por su participación en polémicas en las redes sociales, que por su obra. La música de Villegas nos es indiferente, sin embargo, nos sorprendió la pobreza argumentativa, cuando no absoluta confusión, de sus artículos. Tomemos como muestra uno de los más recientes, que versa sobre el LP "Sky Blue Sky" que en 2007 lanzaron los estadounidenses Wilco. Aquí les comentamos algunas cosas que llamaron nuestra atención a lo largo de la lectura.
  • Es triste que el suplemento cultural de un diario de circulación nacional tenga que circunscribir su presencia virtual a un blog gratuito, ajeno a la web del medio madre. ¿Por qué?
  • "Cantando esas palabras en su lengua materna inaugura Jeff Tweedy este álbum." Villegas reclama a menudo una mejor educación para los bolivianos. Estamos con él, dada la extraña construcción gramatical de esta oración de apertura.
  • Desperdiciar una oración para decir que Tweedy canta en su "lengua materna", cuando jamás lo ha hecho en otro idioma que no sea el inglés, es por lo menos cuestionable cuando se tiene tan poco espacio para hablar del disco.
  • "Wilco, Chicago boys al mando de Tweedy, uno de los autores actuales más interesantes." Suponemos que Villegas, licenciado en economía, sabe quiénes son los "Chicago boys". Tal vez es un chiste, o una velada crítica al adoctrinamiento capitalista inherente a la música pop gringa; pero... ¿de verdad hace falta decirles "Chicago boys", no hay formas más neutras para indicar su procedencia geográfica? Se puede ser ingenioso sin meter la pata.
  • Villegas señala a Jeff Tweedy como un "autor actual", jamás aclara qué significa para él ninguna de las dos palabras.
  • Por lo visto, los pensamientos de Villegas no tienen demasiada coherencia interna. Primero dice "No sé si me gustan más las canciones o el sonido impecable y delicioso.", lo que lleva a pensar que para él "canción" es la letra y estructura (musical) de una composición, lo que figuraría en una partitura; mientras "sonido" es la ejecución y registro fonográfico (un comentario sobre el medio). Excelente. Pero no es así, más adelante olvida esta distinción y elogia las canciones describiendo sus características musicales. Le damos el beneficio de la duda, pues al final incluye una oración larga comentando los instrumentos usados en la grabación.
  • "Tiene momentos cercanos a Lennon. (Hablando de eso) Continúo, pasajes instrumentales del álbum bastante beatlescos, en métrica y arreglos. Lindos. Duelos de guitarras paneados muy intensos. Los dos guitarristas tocan raro. Muy originales. De hecho son muy divertidos." Al leer esto no sabemos si es que Villegas quiere sonar coloquial, si es que dejó sin corregir los apuntes dispersos que hizo mientras escuchaba el disco, o si es que confunde oraciones gramaticalmente incorrectas, frases incompletas incluso, con un gesto vanguardista, o quizás poético. No, simplemente suenan mal y demuestran una pobreza de recursos retóricos.
  • "Una intro perfecta, melo lindísima" ¿Será que Villegas se estaba quedando sin caracteres y por eso puso la infantil "melo" en lugar de la adecuada "melodía"?
  • "Se va a quedar por aquí" ¿Qué? Metafísico estáis.
  • "Tal vez prefieras la simpleza" No creo que Villegas esté criticando el nivel de la música de Wilco, sino que está cometiendo el común barbarismo de creer que simpleza, en realidad un sinónimo de estupidez, para nada algo parecido a sencillez o simplicidad, es una traducción válida de simplicity.
  • "retro rock folk neo country beatlesco inteligentemente producido" El chiste se hace solo.
  • "Consigue este álbum sha." ¿Por qué el argentinismo?