Desde hace varios años, Puño y Letra ha dejado de ser un suplemento cultural para
convertirse en propiedad de un poeta funcionario, conocido por su habilidad
para vincularse y subordinarse al poder político*, al tiempo que escribe sobre
anarquía y libertad. Alguna vez, Puño y
Letra intentó ser un espacio de crítica cultural y comentario de las
prácticas artísticas en Sucre, pero ahora se ha reducido a:
a)
una herramienta
de autopromoción y marketing del poeta funcionario, que ha llevado la
autopublicación y el narcicismo a niveles desconocidos en ése suplemento - por ejemplo, uno o dos números dedicados íntegramente a su obra.
b)
un collage tosco
de artículos de suplementos culturales de las metrópolis de España y
Latinoamérica (no hay que negar que el poeta funcionario tiene talento: ha logrado
que le paguen por hacer esto, y, en tiempos de desempleo y explotación
redoblada, no es poco). La sección de reseñas, la agenda de actividades, las
colaboraciones de intelectuales y artistas locales, que son más o menos frecuentes en otros suplementos culturales, han desaparecido.
c)
un espacio tribal, autoritario, cerrado a las
colaboraciones externas – significativamente, Puño y Letra ha pasado de tener un consejo editorial (aunque sea como fachada) a ser propiedad de un editor.
d)
un recurso que el poeta funcionario utiliza para
formar redes clientelares y sellar alianzas, usando las pocas entrevistas,
reportajes y crónicas para premiar a sus amigos y a otros poetas jerarcas del
estado o comisarios de la cultura, entre quienes sobresale el poeta presidente de la Fundación Cultural del Banco Central.
No somos los unicxs que pensamos así. Hemos escuchado
decirlo en todas partes. Al poeta funcionario no se lo dicen, porque le tienen
miedo, no quieren perder sus simpatías, sus contactos, sus prebendas. Nosotros
no le tenemos miedo: no tenemos nada que perder. Nos limpiamos el culo con Puño y Letra.
*
No hay que olvidar que el poeta funcionario trabajó para la Alcaldía de Sucre durante los años más álgidos de la lucha de clases y
regiones (2007-2010), que plagió el lema ecuatoriano de la Guerra del Cénepa, y
se lo pasó a la élite local (‘Ni un paso atrás’) en su lucha suicidad por la
capitalía absoluta, y que estuvo junto a Aideé Nava cuando fueron abucheados en
México por la humillación a los campesinos el 24 de mayo de 2008.
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