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miércoles, 9 de septiembre de 2015

suplementos culturales: puño y letra

Desde hace varios años, Puño y Letra ha dejado de ser un suplemento cultural para convertirse en propiedad de un poeta funcionario, conocido por su habilidad para vincularse y subordinarse al poder político*, al tiempo que escribe sobre anarquía y libertad. Alguna vez, Puño y Letra intentó ser un espacio de crítica cultural y comentario de las prácticas artísticas en Sucre, pero ahora se ha reducido a:

a)        una herramienta de autopromoción y marketing del poeta funcionario, que ha llevado la autopublicación y el narcicismo a niveles desconocidos en ése suplemento - por ejemplo, uno o dos números dedicados íntegramente a su obra.
b)      un collage tosco de artículos de suplementos culturales de las metrópolis de España y Latinoamérica (no hay que negar que el poeta funcionario tiene talento: ha logrado que le paguen por hacer esto, y, en tiempos de desempleo y explotación redoblada, no es poco). La sección de reseñas, la agenda de actividades, las colaboraciones de intelectuales y artistas locales, que son más o menos frecuentes en otros suplementos culturales, han desaparecido.
c)       un espacio tribal, autoritario, cerrado a las colaboraciones externas – significativamente, Puño y Letra ha pasado de tener un consejo editorial (aunque sea como fachada) a ser propiedad de un editor.  
d)      un recurso que el poeta funcionario utiliza para formar redes clientelares y sellar alianzas, usando las pocas entrevistas, reportajes y crónicas para premiar a sus amigos y a otros poetas jerarcas del estado o comisarios de la cultura, entre quienes sobresale el poeta presidente de la Fundación Cultural del Banco Central.

No somos los unicxs que pensamos así. Hemos escuchado decirlo en todas partes. Al poeta funcionario no se lo dicen, porque le tienen miedo, no quieren perder sus simpatías, sus contactos, sus prebendas. Nosotros no le tenemos miedo: no tenemos nada que perder. Nos limpiamos el culo con Puño y Letra.


*

No hay que olvidar que el poeta funcionario trabajó para la Alcaldía de Sucre durante los años más álgidos de la lucha de clases y regiones (2007-2010), que plagió el lema ecuatoriano de la Guerra del Cénepa, y se lo pasó a la élite local (‘Ni un paso atrás’) en su lucha suicidad por la capitalía absoluta, y que estuvo junto a Aideé Nava cuando fueron abucheados en México por la humillación a los campesinos el 24 de mayo de 2008. 

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